Crónicas de un
soñador con destino a LUZ
Como un desesperado grito a centímetros del oído la inminente alarma decide
dar inicio a su terrorífico trabajo, no
existe antídoto alguno contra la dosis
de estrés que este desesperado momento sembró.
Inconsciente y con ojos bajo efectos de la melatonina los estruendosos
pensamientos deprimentes no tardan en llegar haciendo eco en todas las razones
por las cuales la vida no tiene sentido alguno, si, el subconsciente haciendo de
las suyas; aún así es el mejor aliado.
Se visualiza en la pantalla de aquel ser infernal el comodín para aposentar
por un momento los efectos del veneno, no se logra descifrar a cierto lo que
dice, “Posponer”, “5 Minutos después”, nunca nadie se dio la tarea de leerlo,
sin pensarlo y tan natural como un estornudo presiona el botón de gloria,
gloria breve que logra darnos consuelo por
algunos segundos y como quien comanda da orden a nuestra nave a zarpar
al destino LUZ.
La segunda estación no se hace esperar el reloj es poco piadoso, es en ella
es donde los pensamientos deprimentes son transformados en tonterías producto
del sueño, nada más que eso, son comprimidos de manera que se puedan soltar al
menos unas carcajadas a diario. Como en cualquier digno hogar marabino el calentador
está ausente, si alguien una vez se pregunto él porque tenemos tanta chispa en ésta
ciudad no se atrevan a dudar que el agua fría nos cause algún efecto
especial. Decidir que ropa usar cada día
nos importa menos, básicamente es el reloj quién nos viste tal cual diseñador
de modas, en proporción al tiempo que se disponga.
A menudo en los hogares hay una mamá o achacosa abuela que luego de quejarse de algún dolor, recordarte
las medias sucias bajo la cama, justifica con política la ausencia de las arepas
“Mijo, la vaina está difícil… Tu padre no
consiguió Harina, toma para que desayunéis en la universidad” con una “Bendición
mamá” se da por iniciado el recorrido incierto que cada día es
menos predecible.
La estrella del equipo de los malvados, El
Reloj, sin piedad nos trae a memoria que tener el privilegio de
tomar la ruta universitaria nos
costaría una hora menos del tan necesario sueño, además de las multas por hacer
uso de una especie en peligro critico de extinción como lo es ese tipo de
transporte. Restándole otra carcajada a la risa de
hoy se hace presente la necesidad de
usar el sistema de transporte de la ciudad, para aplacar el miedo que genera
ésta realidad se descarta por completo la posibilidad de trasportarse en Bus,
síndrome por Robo express. Como viajar
en el tiempo aparece entre rayos de sol aquel Malibú año 78, color negro, extrañamente en buenas condiciones en
comparación con las otras opciones un sueño hecho realidad.
¡Aguarden!
El conductor rompe sueños sacó su mano indicando que solo cinco afortunados
tienen el privilegió de alimentar su glamur, no obstante las otras opciones se
hacen presentes, ahora si, como viaje al pasado la flota de autos de los años 60, 70 y 80 esperan por alguna
víctima, restando así otra carcajada a
la sonrisa de hoy.
Se observa con facilidad desde la
puerta como el sistema de aire natural, (puertas
sin vidrio) tiene un hedor particular que en cuestión de segundos acaba con
el perfume que, con descuentos quincenales costó el 45% del sueldo mínimo de un universitario, condenado a graduarse
en 7 años por disponer de un trabajo. De
repente la vista no le es tan clara, un breve mareo es el aviso a que se ha
aspirado la dosis máxima de gasolina por día, mientras se viaja en un carrito.
El conductor reduce la velocidad, mientras se deja ver un funcionario del
estado que cortésmente deja deja salir un “Buenos días”… Y en una estrechada de
manos del conductor a la autoridad civil se dejan ver los billetes que
justifican su carga y por supuesto las tos que genera el contrabandeo del
deseado combustible en los pasajeros, en
ocasiones se levanta la protesta en alguno que otro asmático que viaja con toda
su familia y cada uno tiene bolsas por 3kg de Harina, que curioso, a algunas
madres está mañana no les fue posible hacer arepas.
─ Señor frente a La
Universidad del Zulia me deja por favor. ¿Cuánto le debo?
─Son bolívares cantidad: Lo
legal + Bsf 2 adicionales dada la situación. (Lo justifica con política)
Frente al portón de
nuestra ilustre casa de estudios, los sentimientos se hacen presentes el notable deterioro y en ocasiones portones cerrados en obediencia a la justicia
que clama a gritos un #SOSLUZ,
“Ante la injusticia el
derecho a protesta cobra vida en esperanza”
Artículo: Adonys Sandoval, 19 años.
Estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
Escuela de Administración.